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jueves, 14 de noviembre de 2013

Tracks del volcans junio 2013


Track del volcan
Día 1- Torello- Rupit. “32 Kilómetros”
32,46 Km
Desnivel 840 m





Tras un viaje tempranero en avión y tomar un tren a Torelló, contactámos con Jordi y nos lleva a su tienda. Toca desembalar y montar las bicis, para empezar la aventura. Primeras pedaladas y sincronización de gps´s con el track, empezamos a salir del asfalto y pasamos por un matadero con su característico y penetrante olor a mierda antes de llegar a pistas de tierra. 






La primera parte es de llaneo con amplios campos decorados con montañas al fondo y la ruta transcurre fácil avanzando por pistas de tierra anchas. Progresivamente el camino se va estrechando y va aumentando la vegetación, hasta llegar a una zona de acantilados, aquí tibu y yo nos desviamos por un camino estrecho que limita con un abismo inquietante. Nos sacamos la foto de rigor y retomamos el track que va por zonas más seguras. 

Rodeados de acantilados pétreos, nos abrimos paso por una sinuosa senda que desciende para enseguida trepar, saltando de un balcón natural a otro por pasarelas de roca desnuda.



El camino se empieza a empinar y empieza el baile del piñon y con él las primeras averías, los cambios de Toni y Antón empiezan a hacer cosas raras, y paramos al final de la subida al lado de un cementerio para que los manitas las intenten ajustar mientras empiezan a caer una tímidas gotas de lluvia.

Reanudamos la marcha, bajada sencilla y rápida hasta llegar a la primera zona con ligera dificultad técnica, grandes losas de piedras desordenadas en ligera pendiente que ponen en tensión las piernas y nos hacen hacer algún equilibrio.

 
Después un camino nos lleva a la carretera y esta a Cantonigros, donde realizamos nuestro primer avituallamiento en Cal Carreter, muy oportuno porque empezaba a jarrear. La comida está estupenda y a un precio razonable pero nos sentimos observados por los locales, esta claro que aquí somos los forasters.



 Tras algunas cervecitas el sol vuelve a brillar y reanudamos la marcha, tocan pistas de tierra fáciles y una ligera subidita que nos lleva a un hermoso mirador que avista todo el pueblo de Rupit, los riscos que lo envuelven, la ermita de Santa Magdalena. 

 

El acceso al pueblo es muy bonito, y en su último tramo hay que cruzar un puente colgante, que no es muy recomendable cruzar en bicicleta como pudo comprobar Biel. 



 
Llegamos pronto y tras una duchita rápida toca dar una vuelta al pueblo que parece sacado de un cuento, y recorrer sus empinadas calles. El alojamiento en la Fonda Marsal es correcto (50euros media pensión), habitaciones para dos limpias y con un buena presión en la ducha.
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=4767866



 
Día 2 Rupit- Casteflorit. “La ruta del fang”
Km: 90
Desnivel 1.915m




Comienza el segundo día, el más largo, el más duro y en mi opinión el más chulo de todos. Salida fresca mañanera tras desayuno buffet, potente y variado. Los primeros tramos son de ligera subida por carretera para coger altura, y nos deparan unos bellos paisajes de montaña. Un camino rojizo nos lleva a pie del acantilado hasta girar alrededor de l’Agullola, una de las agujas pétreas más emblemáticas del Collsacabra. Luego nos viene uno de los platos fuertes del día las emocionantes bajadas embarradas por la lluvia de la noche anterior. Al principio el suelo es duro con pocas piedras y apenas hay charcos, la bici se agarra bien y se puede coger velocidad, Tibu va desatado disfrutando como un loco, bajando a todo trapo y yo le sigo detrás, según vamos perdiendo altura el barro empieza a  multiplicarse y a ocupar gran parte del camino y la bici empieza a deslizarse peligrosamente, pero lo mejor esta por llegar, grandes charcos infranqueables con auténtico lodo en el fondo que hacen que los primeros en pasarlos, en este caso Tibu, queden casi atrapados por el fango.



 Después vendría la gracia de decir a los que vienen detrás por decirles por donde pasar mejor,” Por la derecha, por la derecha, por ahí va bien” y zasca la bici metida en medio metro de barro, nosotros se la jugamos a Biel y Andreu se la jugó a VP, y entrerisas y entrebarros seguimos la marcha.  La bajada final acaba con el cruce de un supercharco este sin barro que aprovechamos para limpiar la bici de barro. 

Todo lo que baja sube, y eso es lo que tocaba, subida algo técnica con piedras grandes que se va volviendo más ciclable según se iba subiendo, llegamos a un hermoso prado con su correspondiente ermita y aprovechamos para limpiar algo los cambios y la cadena y poner algo de aceite.






Tras unos reparadores minutos por la Vía Verde del Carrilet, nos desviamos hacia Amer. Tras cruzar el pueblo, topamos con el primer muro de contención del día. Algunas rampas marcan el 23 % antes de alcanzar la ermita de Santa Brígida y la cantera de Puigverd. Aquí se produce un pequeño lío ya que los que iban delante esperan en el mirador y no en el final de la subida. Pero gracias a tener todos el  mismo track en el gps, nos reagrupamos unos metros más adelante.  Ahí el track nos desvía por una senda que enlaza con una serie de caminos y pistas fáciles hasta los alrededores de Sant Esteve de Llémena.



Luego vienen pistas anchas de tierra, que nos llevan a otro de los platos fuertes del día una bajada por una trialera interminable con cortados y raices que transcurre entre una vegetación salvaje, de la que Andreu hace la siguiente descripción “hay plantas  que pican, otras que rasgan y otras arranca la piel”, Antón tiene una ligera caída en un tramo escurridizo de la trialera y acaba con un tatuaje a fuego del disco de freno en  el gemelo.

 El final de la bajada nos lleva  a Mieres donde paramos para repostar, comemos en Can met, donde nos atienden estupendamente, una camarera muy simpática, nos infla a macarrones y degustamos la sabrosa y famosa patata de olot, entre otras frituras variadas. Con el estómago más lleno de lo debido reanudamos la marcha. La ruta nos regala ligeras bajadas por carretera para que podamos hacer algo de digestión antes de que empiece a picar para arriba, la subida empieza en forma de trialera en la que Antón rompe cadena y patilla.



 Juán se queda con él y Toni y yo seguimos poc a poc pista para arriba,  tras una confusión en el track, debido a que no queda claro dónde está el camino, la trialera, da paso a una subida larga y dura con piedras sueltas que nos lleva a la cima en el Coll de Salom.



 
Luego tocaría su correspondiente bajada, y el resto del camino sería por pistas anchas que enlazarían con la carretera. 



Aquí sacaríamos las tijeras para poder llegar a la cena, y nos perderíamos una subidita con su ermita correspondiente. Casteflorit nos espera encaramado a su montaña de piedra. 



 Nos alojamos en Ca la Paula (45 euros media pensión), y degustamos en la cena Vedella catalana.
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=4767873

Día 3 Casteflorit- San Pau.  “Los Sectarios raperos”
Km 45.73
Desnivel: 1342
En principio era un día de transición, pocos kilómetros y moderado desnivel, pero al final también tuvo su miga y su exigencia. Salimos en dos grupos, primero Antón, Juán y Toni y luego el resto. El primer tramo es sencillo y parte por carretera, al poco nos encontramos a Juan y Antón con una incidencia técnica, segunda rotura de cadena, al pobre le cae el típico puteo de castigo por tener averías y se reincidente, pero como a la fuerza se ha hecho un manitas, le paso un eslabón rápido y la arregla enseguida. Un poco más adelante enlazaríamos con Toni y estaríamos todos juntos para empezar una dura subida que transita entre la paz del bosque.
 Luego cogeríamos pistas estrechas que circulan cerca de Olot, donde los puentes de cemento y las pintadas grafiteras nos recordarían la cercanía de la civilización. Aprovechando el buen rollo y una de estas pintadas nos sacaríamos una foto de grupo al más puro estilo rapero.

 
 Paramos en Olot para repostar un bocata en un horno y reanudamos la marcha. Seguimos por amplios prados donde el camino se pierde entre la vegetación, y disfrutamos de la riqueza de la flora local.






 A partir de un punto indeterminado de esta zona, Tibu y Vicens tiraría solos para adelante y el resto iríamos detrás. 





Nos encontramos en el Parque nacional de la Garrotxa y nos cruzamos con un coche de caballos, un poco más adelante empezaríamos a ver familias y excursionistas que aprovechaban el finde para disfrutar de la naturaleza. 



 
Y por fin llegamos al Volcán Croscat de 160 m de altura que da nombre al track, y bueno…  pues un volcán es pero también podría ser una cantera de arena negra.  

 
Un poco más adelante Toni cogería carretera y manta y tiraría directo a San Pau. Seguiríamos avanzando y tocaría subidita de plato pequeño para llegar a las ermitas de Sant Abdó y Sant Senén



 
La tradición dice que el primero que corone debe tocar la campana, pero la acabamos tocando todos, más que nada para desquiciar a Biel que debido a ciertos traumas ocultos tiene cierta manía al ding-dong. En la ascensión hay unas rampas con piedras sueltas durillas que hacen poner todo el esfuerzo y concentración para no hacer pie. Luego tocaría bajada y pasar por otro de los puntos más bonitos de la ruta una zona de cascadas, el Salt de Can Batle, a la que merece la pena bajar a pie y sacarse unas fotos. 


Empieza a llover con fuerza, así que reanudamos la marcha y llegamos a San Pau donde Toni, Tibu y Vicens, nos esperan con una cerveza en la mano. Tras un largo refrigerio con pastelitos de 4 euros!!, nos vamos al alojamiento en Cal Pere Petit, sin duda el más bonito en decoración pero el menos práctico, la habitación de 5 con 3 camas en una minúscula buhardilla, está pensado para familias con niños o para los 7 enanitos, pero no para esforzados ciclistas, en todo caso el cansancio lo puede todo y dormimos como benditos.



 

Día 4- San Pau- Torelló.  “Salvados por un globero”
72Km
Desnivel 1.646m
Es el último día, y el avión manda, no queremos perderlo y adelantamos horarios, madrugamos más de lo habitual y tras desayunar, salimos a las 8:00 en dos grupos. Parten primero Biel, Antón y Toni, y el resto salimos con unos minutos de diferencia. Esta última parte del track, no está tan clara como las otras y cuenta con algunas imprecisiones que hacen que en más de una ocasión tengamos que rectificar. El recorrido de hoy empieza por pistas que nos llevan por bosques encantados envueltos en una niebla misteriosa, las subidas son ligeras y el camino serpentea la montaña transformándose en un hilillo estrecho y sinuoso que nos lleva a una ermita en medio del bosque.






 Luego tocaría una bajada por trialera con algunos tramos técnicos que nos llevarían a la carretera del pueblo donde cogeríamos al equipo de Toni,  y nos reagruparíamos, y tras una breve discursión sobre si parar a comer o no, que se soluciona al imponer el líder natural, Toni, el sentido común y decidir parar a  reponer fuerzas en un horno, ya que nos esperaba la temible subida al K2.  Reanudamos la marcha y tras unos kilómetros de carretera aparece el desvío, atajo que evita la calzada romana de pendiente salvaje e inciclable y nos lleva por una subida al más puro estilo alpes, rampotas y rampotas que nos hacen subir 700m en pocos kilómetros. Es una subida para exigirse y controlar el ritmo, esto no es Mallorca y no sabes que te espera a la vuelta de la esquina.

 En la cima nos reagrupamos, con la ilusión de empezar a bajar, pero todo es una mentira, un poco de bajada, y otro poco más de subida, seguimos cogiendo altura y enganchamos con el track original. La carretera nos lleva a un desvío de subida de tierra con algunos tramos técnicos y nos conduce a otra zona de bosque oscuro y embarrado, donde las bicis se hunden y resbalan haciendo todavía más ingrata la subida. 



Llegados a un punto parece que la pista empieza a bajar y debido a que Toni no lleva freno delantero, le ofrezco cambiar de bicicleta, y tras decírselo tan solo unas 6, o 7 veces, acepta. Lamentablemente la intención es buena pero el efecto no es el deseado, ya que la bajada al poco se convierte en medio subida. Y tiene que arrastrar mi bicicleta con  unos frenos perfectos (que casi no utiliza), y con más peso que la suya. No es mucho el tramo, del “intercambio” y la cosa queda en una anécdota graciosa. Un poco más adelante empezaríamos a bajar pero por carretera y cogeríamos otra desviación obligada del track (ya que en la parte marcada había obras y el paso era inviable) que nos llevaría a Cantonigros, el pueblo por el que pasamos el primer día. Un poco más adelante nos dividiríamos, quedan tan sólo unos 25km para llegar a Torelló, Toni y Juan irían por carretera y nosotros seguiríamos por el track, que se convertiría en una trampa, donde abundarían las vallas electrificadas (de las que Antón pudo dar fe), los caminos invisibles llenos de vegetación, y la existencia de algunas imprecisiones en el recorrido del track, que nos llevarían a algunas confusiones, lo que haría que los kilómetros fuesen muy lentos y el tiempo pasase muy rápido.



 
 Lo mejor de todo este tramo fue una bajada trialera, fácil, rápida y divertida, en la que Antón rompió un radio de la bici. Después vendría el despiste del día, nos salimos del track, y debido a que en otras ocasiones había ido bien mi gps (la pantalla es más grande) y habíamos hecho algún recorte basándonos en mis cálculos, el grupo se dejo guiar por mí, con la promesa de hacer otro recorte y empalmar el track más adelante, lamentablemente el ansia por llegar, y el mirar demasiado la pantalla y no levantar la cabeza me hizo errar y efectivamente enlazamos con el track, pero justo en el punto anterior que nos lanzaba a la trialera tan chula de antes. En fin… me sentí gilipollas no, lo siguente. Debido a que íbamos fatal de tiempo, nos quedaban 20 km y 60 minutos, si queríamos llegar a las 3:00 pm, apenas hubo tiempo para poder insultarme, pero si las miradas matasen, habría muerto aunque fuese un gato. Pasando de máquinas y de tracks, Tibu señala la dirección del pueblo y allá vamos, con impetú pero algo desconcertados cuando llegamos a cruces de caminos. A todo esto un biker local, que no va con una bici de menos de 1.000 euros, lleva ropa de decathlon y que entraría dentro de la categoría de globero, nos ofrece su ayuda y tras rechazarla en un primer momento, diciéndole “Gracias pero es que vamos muy rápido y tenemos prisa”  nos coge en uno de esos cruces donde no sabíamos por donde tirar, y tomamos la decisión más acertada del día poniéndonos en sus ruedas, conoce el camino como la palma de su mano y enlaza pistas con asfalto a una velocidad vertiginosa, que hace que incluso nos cueste seguirle, lo que nos sirve como cura de humildad y como medio de llegar a Torelló en buena hora. Sin más complicaciones, desmontamos bicis, embalamos y duchita y almuerzo en el Polideportivo. Para ir sin prisas decidimos coger un taxi a través de Jordi, que por 130 euros nos dejo en el Aeropuerto, listos para embarcar.


 http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=4767885

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